Blog de Jon Rahm
Hola a todos, ya estamos en Escocia. Tenía muchas ganas de volver a competir en Europa. No lo hacía desde el Open de España de 2019. Ha pasado mucho tiempo y demasiadas cosas por culpa de la pandemia.
El Scottish Open en Renaissance será mi primer torneo como campeón del US Open. Tengo muchas ganas de hacerlo bien. Sé que el Open Championship está ahí a la vuelta de la esquina, pero vamos semana a semana. Yo quiero ganar cada torneo que juego y ahora toca centrarse en el Scottish Open. Me gustan mucho los links. Es historia, la cuna, la tradición. Siempre he repetido que me encantaría ganar algún día el Open, pero vamos a ir paso a paso.
El US Open ya ha quedado atrás. Jamás lo olvidaré, pero hay que resetear. Ya he sacado todos los puños que tenía que sacar en mi casa recordando lo que ocurrió en Torrey Pines y ahora toca volver a ponerse en modo competición. Os quería contar una historia en mi blog que aún no he compartido con nadie y que creo que será interesante para los aficionados. Me han preguntado mucho por el putter nuevo que empecé a utilizar en el Memorial. Esta es su historia…
Cuando cambié de marca de palos el año pasado, en noviembre, fui a la fábrica y me habían hecho 15 ó 20 putts con diferentes cuellos, cabezas, pesos… De todos los que allí había me quedé con el me traía un mejor recuerdo, seguramente por nostalgia. Elegí el two balls porque es con el que había jugado toda mi vida antes de hacerme profesional. Cambié el cuello y otras cosas y en el estudio iba bien. Claro, si me das suficientes bolas en un estudio siempre va a acabar bien.
Empecé a jugar ese y los primeros tres-cuatro meses no pateé todo lo cómodo que a mí me gusta, la bola pocas veces salía por donde yo quería, pero estaba aguantando porque prefería echarme la culpa a mí antes que al putt, ya saben aquello del indio y la flecha. No crean que es una cuestión de flagelarse, sino que prefiero hacer todo lo que pueda por mí mismo antes de culpar al palo. Si la culpa es mía, con cualquier putt que utilice va a ser lo mismo, así que quise apurar.
Sin embargo, en el PGA Championship ya llegué a mi límite, ahí fue donde dije, diciéndolo mal, hasta aquí hemos llegado, estoy hasta los h… de fallar putts. Allí mismo en el PGA, en el camión de Callaway tenían un putter, justo éste que estoy utilizando ahora mismo, y así a bote pronto me gustó. Les dije que me mandaran lo que tuvieran para después del PGA. Me llegaron a casa cuatro putts, uno de ellos éste, y los estuve probando en el pequeño green de mi casa. Empecé a tirar putts y con este fue como ¡¡buaaaaahh!! éste es especial, me gustaba mucho lo que veía y cómo sentía el swing. Ese mismo día fui al green del campo de golf y me sentí muy cómodo.
Y no hay mucho más… Cuando llegue al Memorial, todavía tenía que quitar los malos hábitos adquiridos, sabiendo por ejemplo que tenía que empezar a apuntar donde yo quería. El primer día no pateé tan bien, pero sí como quería y el viernes, sábado y en el US Open metí muy buenos putts. Es eso, volver al cuello, al equilibrio y al peso de putt que me hace falta y con el que me siento más cómodo. La conclusión: ojalá hubiese echado antes la culpa al putt.