Se ha celebrado en Riviera Country Club (California) los pasados 16-19 de febrero de 2023
Jon Rahm (-17) sigue impasible su camino hacia no se sabe dónde. De entrada, hacia el mismísimo trono mundial, que acaba de reconquistar por quinta vez, desde aquella primera en julio de 2020. Ha ganado el GenesisInvitational, tercer torneo de los recién creados y nombrados elevated por el PGA Tour y segundo que él gana, para irse hasta las tres victorias en cinco torneos en 2023. Un torneo con ramalazos de Grande, dada la participación; y una cita que siempre es especial por el escenario, Riviera Country Club, uno de los santuarios del golf mundial al que, además, jamás pudieron someter los dos mejores jugadores de la historia de este deporte, Jack Nicklaus y Tiger Woods.
De acuerdo, puede resultar ventajista destacar precisamente esta circunstancia, entre otras cosas porque son docenas los ganadores en Riviera que, por tanto, también poseen este récord, llamémoslo así. Pero como quiera que Jon Rahm es un golfista que ambiciona la gloria deportiva, que no se pone techo y que está señalado por los dioses, parece que tiene todo el sentido ‘emparentarlo’ de alguna manera con semejantes titanes. El de Barrika, con total seguridad, no alcanzará nunca los logros, al peso, del Oso Dorado o del Tigre, pero a estas alturas de su carrera ya merece de alguna manera que se establezcan ciertos vínculos.
Para más señas, Jon ha ganado hoy como necesariamente se ven obligados a hacerlo tantas veces los mejores jugadores de la historia, aquellos que marcan el paso y son referencia: a las duras y a las maduras, por lo civil o lo criminal. Digamos que sólo una de cada diez victorias se consigue con cierta suficiencia, sin grandes apuros, y ni por esas: siempre hay algún momento de la verdad que separa a los buenos de los muy buenos. El triunfo de Rahm este domingo en el legendario recorrido de Los Angeles, en cualquier caso, no ha sido de esos. Antes bien, ha hollado varios picos, ha descendido por abruptos valles y hasta se ha paseado a la vera de algunos abismos. Comenzaba el vasco sin sobresaltos, haciendo el birdie en el hoyo 1, par 5, pero dos errores encadenados en el hoyo 3, desde el centro de la calle, lo metían por primera vez en problemas, pues el borrón coincidía con un birdie de Max Homa (-15) y la ventaja inicial de tres golpes quedaba reducida a la nada. Arreglaba de nuevo la situación, con birdies sobresalientes en los hoyos 7 y 8, pero en el 10, tras encadenar de nuevo varios errores, hasta parecía que podía perder el contol de las operaciones (tanto es así, que llegaba a ceder el liderato).
Ay, Max Homa, menudo competidor. El californiano apretaba y apretaba la soga, hasta que no pudo apretar más, muy al final de la vuelta. Lo hacía apoyándose sobre todo en un putter asesino y en su certero juego con hierros de toda clase y condición. Es un jugador muy completo, muy valiente y aspirante serio y decidido al top ten mundial, donde son muchos ya los nombres ilustres que se dan tortas por hacerse un hueco. De hecho, estrena este lunes esta nueva condición en su carrera. Además, Patrick Cantlay (-14) también había venido desde atrás y se metía en la pelea.
Una vez que Jon firmaba el bogey en el 10 (un gran bogey, por cierto, visto el rompecabezas en que se había convertido para él ese hoyo), no hacía el birdie en el 11 y además le caía un nuevo bogey en el 12 (tres putts muy dolorosos), los últimos partidos afrontaban el último tercio de la vuelta en un pañuelo. Hasta Keith Mitchell (-12), tercer componente del partido estelar, se había ganado un lugar entre los candidatos finales. ¿Habría alguien capaz de marcar verdaderamente la diferencia, como Jack y Tiger tantas y tantas veces hicieron en semejantes circunstancias?
Fue Jon quien lo hizo. Primero, enchufando un purazo de birdie desde el collarín en el hoyo 14, tocando con determinación pasmosa la bola a unos catorce metros del hoyo. Acto seguido, enchufando otro putt no menos importante, éste de unos dos metros, para salvar un par vital y apagar un fuego que el mismo había provocado en el green del 15, tras dejar muy corto el intento de birdie; y por último, empalando el tiro de la semana en el 16, un hierro 8 a las nubes, imperial, que a punto estaba de proporcionarle el hoyo en uno, pero que le dejaba el birdie casi dado. Fin de la discusión. Tal combinación dejaba a Homa y Cantlay sin aire y prácticamente sin margen de maniobra.
Se antoja imposible que Jon Rahm mantenga tal nivel de juego y eficiencia. Recordemos que no se baja del top 7 desde el pasado mes de septiembre, tiempo en el que además ha sumado ya cinco victorias en nueve torneos. Por si acaso, no vemos ya la hora de que vuelva a pinchar un jueves en el tee del 1. En este caso, será en diez días y en otra plaza de renombre, Bay Hill. Por si acaso, que Dios los coja a todos confesados.
Tengolf