No podía dejar pasar este último día del año sin darme una vuelta por mi blog. Es difícil condensar en unas pocas palabras todo lo que me ha pasado en los últimos 365 días. Lo que tengo claro es que se marcha un 2017 mágico, increíble, prácticamente inmejorable. Obviamente, siempre lo voy a recordar y confío y espero, aunque el listón está muy alto, que los que vengan sean igual de buenos o mejores. Para eso voy a trabajar y pelear.
Como muchos sabréis, además de formarme como jugador de golf, durante mi maravillosa etapa en Arizona State, estudié Comunicación, así que voy a intentar resumir el año en un titular y tres adjetivos. En esta materia los que saben son los periodistas, pero me lo tomo como un juego divertido y espero que os guste a vosotros. Es lo que me sale de dentro, lo que me brota, que tampoco es que lleve días pensando…
También, para decir adiós a 2017 voy a hacer dos reflexiones. Una tiene que ver con vosotros, con los aficionados, los fans, los jugadores de golf, los que nos seguís en los torneos a pie, desde la grada, por televisión o internet. En el fondo, los que estáis ahí apoyando, vibrando, disfrutando y sufriendo, aquellos que al fin y a la postre sois clave en todo esto. Es una reflexión sobre el contacto con vosotros y los autógrafos. Una lección que aprendí, como tantos otros, de Phil Mickelson.
Y hablando de grandes personalidades, también quiero tener unas palabras sobre el impacto que han causado sobre mí dos deportistas enormes, no golfistas. Son Rafa Nadal y Larry Fitzgerald. Al primero no os hace falta que os lo presente y al segundo, en Estados Unidos o si os gusta el fútbol americano tampoco, pero para quien no, os diré que es una leyenda de los Arizona Cardinals de la NFL y una de las personas más bellas que he conocido. Con ambos he tenido dos anécdotas que quiero compartir con vosotros. Aquí os dejo el vídeo donde os explico todo y sin más os deseo un feliz año 2018.