José María Olazábal no se pone fecha para regresar a la competición. Su dolencia de origen reumático va remitiendo poco a poco, pero el proceso es largo y todavía no está al ciento por ciento ni siquiera para entrenarse. «He notado una gran mejoría, pero los médicos todavía no me dan fecha», explica. Él, mientras tanto, va escuchando a su cuerpo, como le gusta decir, y es optimista, aunque prudente. No hay prisa.
Sin embargo, como era de esperar, hay algo que no cambia en el doble ganador del Masters: pase lo que pase, tarde lo que tarde, su objetivo sigue siendo volver a la competición. En ese sentido, la enfermedad no ha hecho mella en el espíritu. «Todos sabéis que el golf y la competición son mi vida», sentencia. A partir de aquí, Olazábal se muestra realista: «será el nivel de mi juego quien diga si puedo seguir jugando en el circuito regular o si tendré que jugar con los seniors». No se le van a caer los anillos: donde toque, allí estará.
A José Mari se le ha visto durante toda la semana pasada en Valderrama, durante el Open de España. El campeón vasco pasó casi cada día unas horas en el campo de prácticas, en su salsa: saludando, acompañando y también asesorando a sus compañeros. Son multitud los profesionales que en su día han acudido a él en busca de un consejo, ya sea técnico o de cualquier otro tipo. Por ello, somos también muchos los que le vemos en un futuro dedicándose a la tarea de profesor o entrenador. Sin embargo, él no lo ve: «yo siempre me he brindado a ayudar a quien sea desinteresadamente y sin límite de ningún tipo, pero esto del ‘coaching’ ni me lo planteo», puntualiza sonriente.