El campo alvés ha sido galardonado con el premio ‘Madera Verde de Responsabilidad Ambiental’.También ha sido reconocido El Plantío de Alicante.

Si alguna asignatura le queda pendiente al golf es liberarse de unas etiquetas que si en su día se ajustaron a la realidad no lo hacen hoy en día. Por un lado está la vitola de deporte elitista que se va combatiendo con la popularización paulatina y el crecimiento de campos públicos y más asequibles y por el otro, el san benito de que puede perjudicar el medio ambiente.
En este sentido, el reciclaje del agua, la utilización de la no potable, las medidas de control en la utilización de fungicidas y otra serie de medidas de gestión ecológicas se van sucediendo en todos los escenarios en los que se practica el golf.
En esta pelea, la Federación Española de Golf, en colaboración con la Asociación para la Promoción de Actividades Socioculturales (APAS) institucionalizó hace cuatro años el ‘Premio Madera Verde de Responsabilidad Ambiental’ que en la edición de 2008 ha recaído en el campo alavés de Izki y en el alicantino de El Plantío.
El objetivo del galardón es dar a conocer a la sociedad los numerosos aspectos positivos que el golf le aporta y evidenciar los esfuerzos que en materia ambiental ya vienen realizando de forma voluntaria los titulares y gestores de los campos de golf.
Para decantarse en la elección, se utilizan tres criterios fundamentales, la construcción del campo, la gestión del mismo y la sensibilización de la entidad hacia sus usuarios. Según el jurado, encabezado por el nuevo presidente de lal RFEG, el bilbaino Gonzaga Escauriaza e integrado por Mariano González, Asesor del Viceconsejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, técnicos de Montes y hasta greenkeepers, los dos campos constituyen claros ejemplos, muy diferenciados entre sí además, de instituciones con alto grado de respeto mediambiental.
Con respecto a Izki, se ha valorado su ubicación junto a un Parque Nacional, enclavado en una zona de bosque de hayas y acebo, que ha contribuido significativamente a la consolidación social de un entorno en su momento perjudicado por la pérdida de población y que, gracias al empuje del campo de golf, de carácter público, ofrece en la actualidad un abanico de posibilidades mucho más amplio.
Además, fue construido con un presupuesto muy bajo, con mínimas modificaciones orográficas y cuenta con el asesoramiento del personal del Parque Natural para su desarrollo medioambiental.
La zona de juego se juzga como ‘muy interesante’, con un recorrido variado y exigente, que se caracteriza por la utilización de poa en la zona de greenes, ‘una hierba de uso atípico, que exige mayor mantenimiento, pero que en Izki da excelentes resultados’. También se valora, lógicamente, que está situado en una zona rica en recursos hídricos, por lo que ni el abastecimiento ni el consumo de agua, asimismo optimizado, resultan un problema para el campo alavés.