Se someterá a una nueva operación de rodilla
Tras adjudicarse el U.S. Open disputando 91 agotadores hoyos, Tiger Woods anunció hoy que se someterá a una nueva operación de rodilla, esta vez una reconstrucción del ligamento cruzado anterior, y no volverá a jugar en lo que queda de año.
Aunque el procedimiento quirúrgico no tiene aún fecha, las consecuencias de este nuevo parón son claras. Woods se perderá los dos grandes que quedan por disputar este año: el British Open y el PGA Championship. Esta es la primera vez que el californiano se pierde un ‘major’ desde que se hiciera profesional en 1996. De repente, la temporada que iba ser la del Grand Slam ha pasado a ser la de los misterios dolorosos.
Tiger tampoco participará en los playoffs de la FedExCup, después de ganar el año pasado la temporada inaugural de esta competición. Además, se perderá la Ryder Cup, para bien o para mal del equipo americano, ya que su registro en esta competición no tiene nada que ver con el de sus logros individuales.
«Aunque obviamente estoy decepcionado por perderme lo que queda de temporada, tengo que hacer lo que sea mejor para mi salud a largo plazo y estoy deseando regresar a la competición cuando los médicos crean que mi rodilla está bien», anunció Woods mediante declaración publicada a través de su empresa de gestión IMG. «Los médicos me han asegurado que con la rehabilitación y el entrenamiento adecuados, la rodilla estará más fuerte y no se producirán efectos a largo plazo».
La rodilla de Tiger ha probado ser su talón de Aquiles. La operación anunciada será la cuarta que Tiger sufre en su rodilla. La primera fue en 1994 para extirpar un tumor benigno; y la segunda, una artroscopia en diciembre de 2002.
Woods se lesionó el ligamento cruzado anterior tras el British Open del año pasado, mientras corría en Orlando, pero decidió no operarse en ese momento.
Dos días después de concluir el Masters de este año, Woods se sometió a otra artroscopia de limpieza del cartílago. Mientras preparaba su retorno para participar en el U.S. Open de Torrey Pines, los médicos descubrieron una fractura en la tibia izquierda causada por doble estrés, que se atribuyó a la intensa preparación que hizo Tiger para jugar en el Memorial previo al U.S. Open. Los médicos le aseguraron que esa lesión se curaría con el tiempo.
«El programa de rehabilitación de la artroscopia estaba diseñado para jugar el Memorial, pero las fracturas por estrés que descubrieron justo antes del torneo me impidieron participar y tuvieron un impacto enorme en el plan de retorno», explicó Woods …
Tiger explicó así el secretismo que envolvía todas sus respuestas cada vez que le preguntaban por la rodilla: «Sé que se ha hablado mucho de mi rodilla durante toda la semana, y era importante para mí anunciar públicamente de forma oportuna mi estado. Quería ser muy respetuoso con la USGA y su increíble trabajo, y asegurarme de que la atención se dirigía al U.S. Open. Ahora está claro que lo correcto es escuchar a los doctores, proceder con la cirugía y poner toda mi atención en rehabilitar mi rodilla».
El U.S. Open fue su gran tentación: «Estaba decidido a hacer lo que estuviera a mi alcance para jugar el U.S. Open en Torrey Pines, que es un campo cercano al lugar donde crecí y que me trae recuerdos muy especiales. Aunque me voy a perder el resto de la temporada 2008, Estoy encantado de que el de la semana pasada fuera un torneo tan especial».
Alguien debería sugerir a Tiger Woods que hablara con Ronaldo, el delantero brasileño que jugó en el Inter, Real Madrid y Milán, y cuyas lesiones de rodilla han acortado su longevidad deportiva. No sería la primera vez que un deportista de primera línea sufre un exceso de intervenciones quirúrgicas que acaban siendo más perjudiciales que otra cosa. Aunque visto lo visto en Torrey Pines, no me extrañaría ver a este hombre ganar el British Open con una pata de palo.