Brooks Koepka se adjudica el PGA Championship 2019

Brooks Koepka se adjudica el PGA Championship 2019

Jon Rahm y Adrian Otaegui fallan el corte. Se ha disputado los pasados 16-19 Mayo en Bethpage Black (New York)

Brooks Koepka (-8) ha completado la gesta. El botín recogido en las dos primeras rondas, inmenso, casi inabarcable, ha resultado suficiente para amarrar el PGA Championship 2019, su cuarto Grande en menos de dos años, confirmándolo, por si quedaba alguna duda, como el ‘killer’ entre los ‘killer’ de la actualidad en los Grandes. Nadie, a día de hoy, resiste la comparación con el chico de Florida, que ha ganado cuatro de los últimos ocho ‘majors’ en los que ha participado (se perdió el Masters de 2018 por lesión). De hecho, una serie de este calibre sólo la han hecho en la historia Jack NicklausBen Hogan y Tiger Woods.

El viernes ya señalábamos que a Koepka podían bastarle dos rondas más al par del campo para ganar tranquilamente. Pero la realidad, una vez más, ha superado a la ficción: le ha bastado con un parcial de +4 durante el fin de semana.

No ha sido una gran última jornada de Brooks (vuelta de 74, cuatro más en el día). Jornada, por cierto, de una dificultad extrema con rachas de hasta cuarenta kilómetros por hora sobre el recorrido neoyorquino. Incluso, cuando ya no se esperaba, hasta hubo emoción y sobrevoló sobre Bethpage el fantasma de la marimorena. Dustin Johnson (-6), quién si no, se había empeñado en que este último día no fuera un paseo al atardecer de su buen amigo. Era el único jugador de los últimos partidos que le estaba ganando la partida al campo con claridad y al paso por el meridiano de la ronda había dejado en cuatro golpes la desventaja de siete con la que partía. Pues sí, todavía había algo que rascar.

Sin embargo, inmediatamente, casi coincidía en el tiempo un bogey de D.J. en el 11 con un birdie de Koepka en el 10 y en ese momento todo parecía visto para sentencia. Error. No aprenderemos nunca…

Bjerregaard consigue el único hoyo en uno de la semana en Bethpage

Acto seguido, el de Florida encadenaba cuatro bogeys entre los hoyos 11 y 14, lo que unido a un birdie de Johnson en el 15 abría de par en par las puertas a una remontada histórica. Un error, por aquí, otro por allá, sobre todo desde el tee, los nervios que aparecían, putts que ya no entraban… Había que estarlo viendo para creerlo.

Sin embargo, cuando incluso la sombra de un desempate se alargaba y se alargaba, Dustin se volaba el green del 16. Es muy probable que el viento, algo enrachado, le gastara una mala pasada con un descenso brusco de intensidad. O puede que el de Carolina arriesgara un pelín más de la cuenta, tratando de dar la puntilla y yendo a por esa bandera que aguardaba tan retrasada. Él tenía la clara sensación de haber pegado un gran golpe: “todavía no sé cómo mi bola se ha volado el green”, señalaba incrédulo minutos después de acabar la vuelta.

Pese a todo, hay un dato de Rafa que tiene mucho valor…

El caso es que, ahora sí, el bogey y el consiguiente frenazo en seco, concedían al líder un margen que debía ser suficiente. No digamos cuando, a continuación, un D.J. muy tocado encadenaba un nuevo error en el 17.

Hace ya algún tiempo que Brooks Koepka aprendió a ganar Grandes con naturalidad. Hoy, en Bethpage Black, incluso ha aprendido a celebrarlos como dios manda. Con el puño al aire, un profundo suspiro de alivio, diez sonrisas de oreja a oreja y hasta con la punta redonda de una lágrima asomando.

VÍDEO | El último putt y la celebración más intensa de toda su carrera

Mientras este muchacho sigue escribiendo semejantes renglones en la historia del golf (qué cosa más asombrosa e inexplicable esta de ganar más Grandes que torneos del calendario regular en los grandes circuitos), los demás seguiremos esperando, entre atónitos y curiosos, a ver cuando Dustin Johnson gana de nuevo un ‘major’, porque es absolutamente absurdo, se mire por donde se mire, que sólo tenga uno anotado en el palmarés.

Consulta aquí los resultados finales

17/05/2019

Un día duro para el golf español en Bethpage. Sólo Jon Rahm sacaba adelante un empate por la tarde, mientras que Adrián Otaegui (+3)Rafa Cabrera Bello (+5) y Jorge Campillo (+7) pasaban cada cual su particular calvario, alguno más duro y frustrante que otros. El de Campillo, por ejemplo, lo ha sido especialmente. Un triple bogey en el hoyo 2, recién iniciada a ronda, iba a dejarlo por momentos en la lona, muy tocado…

 

 

Este hoyo es uno de los pocos en los que el jugador siente que puede sacar un birdie, pero la salida hacia esa calle que gira haca la izquierda se le iba estampar al extremeño en un árbol esquinero, después de envolver demasiado la bola con su madera 3, con tan mala suerte que iba a salir rebotada violentamente hacia la izquierda, quedándose casi injugable a apenas ochenta metros del tee, sin tiro a calle y en medio de unas matas horrorosas…

Tal y como él reconocía al acabar, quizá debió haber jugado su tercer tiro desde el tee, olvidándose de tan espantosa situación, pero trató de jugar y el asunto terminaba en triple bogey.  A continuación, todavía sonado por el accidente, iba a firmar nuevos bogeys en los hoyos 3 y 4… Pues bien, ni siquiera Jorge ha bajad los brazos. No es un decir. El lenguaje gestual a veces es el más elocuente de los lenguajes, y lo que decía al acabar la ronda es que tiene ganas de revancha.

 

 

¿Cuáles son las cuentas? Imposible acertar, pero el corte bien podría estar en +5 ó +6 este viernes, así que Campillo va a necesitar una ronda de -1 ó -2. No es imposible. Tanto Jorge, como Rafa y Adrián, han terminado la ronda jugando un poco mejor, así que todos miran con moderado optimismo a la segunda jornada. De hecho, a Rafa y Adrián podría valerles incluso una vuelta de par, que no se regalan en Bethpage, pero desde luego tampoco es un registro inalcanzable.

 

– Mike Lorenzo Vera (-2) ha entregado una tarjeta de 68 golpes en la primera ronda de PGA Championship. Ha sido un excelente resultado marcado por un juego muy sólido de tee a green y, sobre todo, una mentalidad muy fuerte. La cabeza ha sido siempre el caballo de batalla del jugador francés, un auténtico jugador-artista, de los que ya quedan pocos tanto en el PGA Tour  como el European Tour. Lorenzo Vera siempre ha sido un jugador capaz de lo mejor y lo peor, como los toreros de la filigrana. Si el toro sale bueno, destapa el tarro de las esencias. Si sale revirado, se liquida la faena como se pueda y a otra cosa.

Sin embargo, Lorenzo Vera lleva mucho tiempo trabajando duro mentalmente para ser más sólido, más consistente, más fiable tanto cuando la tarde sale buena como cuando vienen mal dadas. Su evolución es fantástica y, sin duda, la razón principal de que esté en el PGA Championship. Se ha metido por ranking mundial y eso lo da la consistencia.

El caddie de Lorenzo Vera es el español Íñigo Urquizu. Hoy destacaba el juego, la solidez y la fortaleza con la que ha jugado el francés durante todo el día. Incluso, han estado a punto de poner boca abajo Bethpage en el hoyo 16. La bola se ha quedado a diez centímetros de meterse para eagle desde la calle. En el 18 también sacaba una tremenda ovación del público con un putt sensacional de unos siete metros para birdie. Hoy Lorenzo Vera y Urquizu han cortado las dos orejas… Después, el español salía por la puerta grande al hacerse una foto con Tiger Woods en el vestuario…

 

¡Suerte a todos!

 

15/05/2019

Hace un frío que pela en Bethpage y comienza a llover con fuerza. Los jugadores se repliegan y buscan refugio en la casa club. Alguno se atreve a seguir dando bolas en el campo de prácticas, pero el campo se queda desierto. Las condiciones son infernales. Hablamos del lunes al mediodía. La mayoría piensa, bueno, aún quedan dos días más completos para practicar y no merece la pena salir a jugar de esta manera. La mayoría piensa así, pero no todos…

Los voluntarios del PGA Championship se tienen que mantener en sus puestos. El tiempo es terrorífico, pero el campo está abierto y hay que seguir organizando el ‘tráfico’ entre jugadores y público. Pero claro, no hay mucho que organizar y el tiempo pasa muy lento… Por eso, cuando a lo lejos ven acercarse a un par de figuras bajo la manta de agua, una de ellas con la bolsa al hombro, los jalean como si estuvieran ante el nuevo campeón olímpico de maratón. Es casi una heroicidad.

El jugador era Adrián Otaegui. “La verdad es que estaba muy duro el día… Creo que nunca voy a jugar el campo tan difícil. Los voluntarios me veían y me abrazaban al pasar: “hombre, menos mal, qué alegría, hace más de dos horas que no vemos a nadie en el campo…”. Lo saludaban con admiración, alegría y estupefacción. Más o menos como si estuvieran viendo a un fantasma.

Otaegui es recio y se precia de ello. Sólo jugó siete hoyos, pero no porque él no quisiera seguir. Simplemente, el campo se había vuelto impracticable. “Los greenes estaban encharcados y no merecía la pena”, señala. Su vuelta de prácticas del lunes fue una batalla campal. De los siete hoyos que jugó, cinco era pares 4 y en dos de ellos no fue capaz de llegar de dos a green a pesar de estar en calle. Dantesco.

Es cierto que Bethpage no se jugará en toda la semana tan difícil como le tocó ayer a Otaegui, pero eso no significa que vaya a ser fácil, ni mucho menos. Hoy estaba un poco más asequible, pero seguía terrorífico. El golfista de San Sebastián lo tiene claro. “En la mitad de los pares 4 de este campo voy a tener que pegar madera para llegar a green. Sabía que era largo y me lo había puesto muy negro, pero no me esperaba tanto, la verdad. Mi primera impresión ha sido dónde me he metido”, señalaba.

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Otaegui tenía muy claro lo que iba a hacer tras jugar este martes 18 hoyos. Se marchaba directo al campo de prácticas. Va a trabajar sobre todo en el drive, las maderas y el juego corto alrededor de green. “Va a tocar recuperar mucho y habrá que hacerlo bien para sostenerse. Creo que nunca he pegado tanta madera de segundo golpe…Me tendría que remontar a cuando tenía doce años”, apuntaba con una sonrisa.

 

 

Hola a todos desde Bethpage. Mañana empieza el PGA Championship, pero hoy no tenía pensado hablaros del campo ni de nada muy específico de golf. Tampoco creáis que hay mucho misterio esta semana en este sentido. El campo es muy duro y largo. Va a ser una semana complicada para todos. Paciencia y evitar los errores, o al menos minimizarlos. Hoy he jugado nueve hoyos y ha soplado un poco de viento. Sí, va a ser difícil.

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Pero como os decía, más allá del golf, quiero hablaros de una curiosidad que tiene que ver con el modo de vivir los torneos cuando estamos fuera de las cuerdas. Lo habitual, ya sabéis, es que los jugadores estemos alojados en hoteles o casas que se alquilan durante la semana. Sin embargo, esa fórmula ni a mí ni a Kelley nos termina de convencer por diferentes motivos que después os explicaré en vídeo.

Así son los 'motorhomes' de los jugadores de golf.

Por este motivo, hemos decidido probar esta semana con una fórmula que cada vez está más extendida entre los jugadores y que nos atrae mucho a los dos. Durante el PGA Championship estamos viviendo en una autocaravana, como las que utilizan los pilotos de Fórmula Uno, la Nascar o los cantantes que pasan mucho tiempo en la carretera. Tiene muchas ventajas y pocos inconvenientes y, además, me recuerda a mi niñez cuando viajaba con mi aita, mi ama y mi hermano Eriz en caravana por Europa. Otro aspecto positivo es que, aunque la cocina no es lo mejor que tiene, permite hacerte tú mismo la comida. A Kelley le encanta cocinar y así podemos llevar un control mejor de la nutrición, algo de lo que ella sabe muchísimo ya que estudió Biología.